Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“La gente no pone vino nuevo en odres viejos. Si lo hicieran, los odres reventarían, se arruinarían y el vino se derramaría. En cambio, ponen el vino nuevo en odres nuevos y ambos se preservan.” (Mateo 9, 17)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la 13ra. Semana del Tiempo Ordinario
Julio 6, 2024
Encuentra el Santo de hoy
BuenasNuevasCatolicas.org/santos-diarios
Lecturas de hoy:
Amós 9, 11-15
Salmo 84, 11-14
Mateo 9, 14-17
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070624.cfm
Cuando experimentamos una pérdida, Dios nos da vino nuevo
Cuando nuestras vidas parecen estar desmoronándose o rompiéndose, necesitamos discernir si la voluntad de Dios para nosotros es un vino nuevo.
Cuando mi esposo Ralph falleció, fue un golpe. Parecía que mi interior estaba siendo desgarrado. Ralph había estado incrustado íntimamente en mi vida durante 48 años y, de golpe, demasiado joven, el odre explotó.
Una de las primeras cosas que escuché de Jesús fue: “Sé que duele terriblemente, pero tengo planes para ti — planes para bien, no desastres. Estarás haciendo cosas nuevas” (refiriéndose a Jeremías 29, 11).
Es verdad. Aunque aún extraño a Ralph, me he unido a un ministerio en mi parroquia para el que nunca había tenido tiempo antes y es maravilloso. ¡Y este es sólo el comienzo de probar un vino nuevo!
Los milagros ocurren cuando abrazamos el cambio de odres de viejos a nuevos. Good News Ministries ha cambiado de piel varias veces. Uno de mis testimonios favoritos ocurrió en 2004. En ese entonces, éramos una organización muy pequeña. No teníamos personal, y yo no recibía salario, excepto cuando Ralph y yo teníamos compromisos como oradores. Y las únicas donaciones que recibía el ministerio provenían de esas misiones parroquiales y retiros.
Durante tres años, Monseñor Joseph Kimu, rector de un seminario en Malaui, me había invitado a ir hasta allá y dar clases a seminaristas, profesores y catequistas diocesanos durante una semana. Mi respuesta siempre era: “Cuando Dios quiera que vaya, él proveerá los fondos.” El costo del vuelo era de U$S3.000.
Un día, llegó una carta ofreciéndome una beca. Yo no la había buscado. Yo no había presentado el pedido de una beca. Esto nunca sucede: ¡la fundación hizo el primer contacto! Me invitaron a presentar un pedido. Cuando expliqué el deseo de Monseñor Joseph, me donaron U$S1.500.
En ese momento, GNM tenía sólo U$S1.500 en el bando. Ir a Malaui vaciaría la cuenta, pero, cuando los fondos existentes y la beca fueron igual al monto necesitado por el viaje, era demasiada coincidencia para ser algo diferente al Señor. Seguro que sería un riesgo vaciar el odre viejo (la cuenta de banco). Era riesgoso ser una mujer americana viajando sola a un país del Tercer Mundo. Pero, si somos sinceros al servir al Señor, debemos ir donde sea que nos lleve.
Ese viaje resultó ser una de las mejores aventuras de mi vida. Y el efecto dominó de lo que hice allí sigue marcando una diferencia, tanto en Malaui como en Good News Ministries. Uno de los cursos que enseñé fue la encíclica Ecclesia de Eucharistia del Papa San Juan Pablo II, y evolucionó hasta convertirse en un curso en línea. Más recientemente, el odre cambió nuevamente y se convirtió en el libro My Soul Shall Be Healed (véase enroutebooksandmedia.com/mysoulshallbehealed).
Crecemos en santidad cuando nos permitimos ser desafiados por aquello que es inconveniente, cuando obtenemos ganancias de nuestras pérdidas y cuando confiamos en Dios para nuestro futuro. Cuando nuestros viejos odres explotan, él nos da vinos nuevos; lo encontraremos en los odres frescos que él nos da para que lo guardemos.
Para leer más sobre este tema, usa nuestro PalabrasVivas: “¿Dónde está Dios cuando golpea el desastre?” en https://buenasnuevascatolicas.org/donde-esta-dios/
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© 2024 por Terry A. Modica
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