Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del Hombre será perdonado, pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo no será perdonado.” (Lucas 12, 10)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la 28va. Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 19, 2024
Lecturas de hoy:
Efesios 1, 15-23
Salmo 8, 2-7
Lucas 12, 8-12
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101924.cfm
Cómo Reconocer la Voz del Padre
La lectura del Evangelio de este sábado, tiene una línea que hace que nos preguntemos: “¿Cuál es el pecado imperdonable?” y “¿habré hecho algo que es imperdonable?” y “¿esta Escritura no contradice la misericordia de Dios?”
Para responder estas preguntas, necesitamos saber cómo reconocer la voz del Padre y silenciar al Mal Acusador.
Cuando escuchamos una voz acusadora, nunca deberíamos prestarle atención. Para nada. Nunca jamás. Es el sonido de la condenación. Si te hace sentir menospreciado, indigno de amor, no merecedor de cosas buenas, incapaz de recibir perdón, ese no es Dios Padre hablando.
Cada vez que escuchamos la voz del Padre, escuchamos lo que es verdadero en ti, lo que es noble, lo que es justo, puro, hermoso, admirable, excelente y digno de alabanza en ti.
Por otro lado, si la voz contradice la naturaleza de Abba-Padre y lo que Él ha dicho sobre ti, recházala. Es Satanás acusándote. Y él es un mentiroso. Jesús lo llamó el padre de la mentira (ver Juan 8, 44). Satanás quiere socavar tu relación con Dios Padre para poder convertirse en tu padre espiritual.
Por ejemplo, Dios Padre nunca diría de ti: “Eres un pecador, por lo tanto no te amo.” O: “Eres un fracaso.” O: “No eres suficientemente bueno.” Tampoco pronunciaría palabras vergonzantes sobre ti. Lo he dicho antes y lo diré de nuevo porque es vital para tu relación con el Padre: El Padre te creó como “bueno” (ver Génesis 1, 26-31). Fuiste hecho a imagen de Dios y Él siempre ve lo bueno en ti. Cuando te invita al arrepentimiento, lo hace con aliento, nunca con vergüenza.
No hay condenación para nosotros si estamos en Cristo Jesús, porque Jesús nos ha liberado de la ley del pecado y del castigo de la muerte. Nos dio su propio Espíritu Santo (ver Romanos 8, 1-2), y por lo tanto, cuando el Padre nos mira, ve al Espíritu Santo y ve nuestro deseo de crecer en santidad. Incluso, si ese deseo es casi imperceptible, Él lo ve. Te sonríe, te abraza y afirma lo bueno que hay en ti.
Solo aquellos que no tienen tal deseo deberían preocuparse por la condenación. Hay muchos que afirman creer en Jesús, pero al carecer de un deseo de ser santos, no permanecen en Él. No lo siguen. Incluso los demonios creen en Jesús, por eso trabajan tan arduamente para alejarnos de Él.
Este es el único pecado imperdonable: rechazar el deseo de ser santo. Jesús dijo: ” En verdad les digo que todos los pecados les serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, sino que es reo de pecado eterno” (Marcos 3, 28-29). El cielo es solo para los santos. Nadie que rechace deliberadamente la santidad querrá pasar la eternidad con Dios y los santos.
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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