Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Si esperamos a sentirnos amados antes de dar amor, nunca entenderemos el amor de Dios.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves de la 29na. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Antonio María Claret, Obispo
Octubre 24, 2024
Oración para hoy:
Señor, llena mi ser con tu Santo Espíritu y dame paciencia y misericordia para amar a quienes me persigan, aún dentro de mi propia familia. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Efesios 3, 14-21
Salmo 32, 1-2.4-5.11-12.18-19
Lucas 12, 49-53
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/102424.cfm
¡Jesús, enciende mi fuego!
Si tuviera que elegir una escritura que representa mi oración por ustedes, sería la primera lectura de hoy. Si yo tratara de explicar por qué — y por qué escribo estas Reflexiones diarias de Buenas Noticias — sería con las palabras de Jesús a partir de la lectura del Evangelio: “Quiero encender un fuego; ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!”
¿Por qué no está ardiendo? Porque ninguno de nosotros nos damos cuenta plenamente de lo mucho que Dios nos ama. Cuando estamos faltos de amor, es porque no entendemos la profundidad de lo incondicional, misericordioso, fiel y eterno que es el amor de Dios por nosotros. Este amor es el fuego que quema el pecado, nos enciende con la luz de Cristo y nos llena de energía con el combustible de la propia energía de Dios.
El amor de Dios es el fuego que me enciende cada mañana. Mira a tu alrededor, ¿quién más está en llamas, ardiendo de deseo de servirle? ¿Tú lo ves en cada sacerdote, diácono, religioso, personal de la iglesia y ministros voluntarios? ¿Otros lo ven en ti? ¡Cómo me gustaría que todo cristiano tuviera ese fuego encendiendo sus actividades en la Tierra! El mundo se transformaría.
Dios puso este fuego dentro de ti en tu bautismo. ¿Estás avivando esta llama? ¿Estás dejando que ilumine el mundo a tu alrededor?
Mira lo que Jesús dijo que tenía que hacer para poner el mundo en llamas. ¿De qué bautismo estaba hablando? No es el bautismo de agua que él había recibido ya en el río Jordán. Fue el bautismo del sacrificio doloroso. La motivación interna que le permitió soportar la cruz y lograr el objetivo de darnos la salvación eterna, vino de un profundo anhelo de propagar el fuego de su amor. Venía de la necesidad apasionada de amar, que lo llenó de un deseo eterno de rescatarnos de la muerte y la destrucción.
¿Has sentido esto por alguien? Los que están más en fuego en sus ministerios son los que han sufrido mucho y han descubierto el amor de Dios en el dolor. Cuando hacemos sacrificios porque sentimos un amor apasionado por los demás, estamos propagando el fuego del amor de Dios. Es por esto que San Pablo dijo que debemos estar “arraigados y cimentados en el amor”.
Amando a los demás, llegamos a conocer “la anchura, la longitud, la altura y la profundidad” del amor de Cristo. Si esperamos a sentirnos amados antes de dar amor, nunca entenderemos el amor de Dios.
El fuego nos purifica separando el material de desecho de lo precioso; destruye todo lo que no pertenece al reino de Dios. Cuando ardemos con el fuego del amor de Dios, nuestras tendencias pecaminosas serán quemadas en nosotros.
Jesús mencionó que este fuego divide a los hogares, es decir, que nos separa de los seres queridos que permanecen egoístas y carentes de amor, ya que toman decisiones que los mantienen atrapados en su pecado. Sin embargo, debemos seguir ardiendo de amor por ellos. Esto calienta el fuego dentro de nosotros, lo cual nos purifica aún más. Y poco a poco, el mundo se vuelve más celestial.
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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