Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Los hombres y mujeres de este tiempo se casan y se vuelven a casar; pero los que sean dignos de alcanzar la vida futura y la resurrección de los muertos no se casarán.” (De la lectura del Evangelio del sábado)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 25, 2023
Lecturas de hoy:
1 Macabeos 6, 1-13
Salmo 9, 2-4.6.16.19
Lucas 20, 27-40
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112523.cfm
¿Se reúnen los cónyuges en la otra vida?
El 28 de noviembre, Ralph y yo celebraremos 48 años de matrimonio. Suena extraño que, en casi nada, estaremos llegando a nuestras Bodas de Oro. No podemos ser lo suficientemente mayores para eso.
El día de nuestra boda, cambiamos los votos de: “hasta que la muerte nos separe” por “desde este día en adelante”. Intentábamos ser esposos para siempre. Pero Jesús dice que no hay matrimonios en el cielo. ¿Cómo afectará eso mi relación con Ralph luego de que uno, o los dos, hayamos pasado a la otra vida?
El Catecismo Católico (párrafo 1638) explica: “Del matrimonio válido se origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza …” Perpetuo significa “desde este día en adelante”. Eternamente. Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando dijo que las personas en el cielo no se casan? Estoy segura de que no quiso decir que sólo si dejamos esta tierra casados podremos tener cónyuges en el cielo. Estaba enseñando algo mucho más profundo.
Para comprenderlo, miremos lo que el Catecismo quiere significar con “un matrimonio válido”. El párrafo 1639 dice: “El consentimiento por el que los esposos se dan y se reciben mutuamente es sellado por el mismo Dios” (como dice Jesús en Marcos 10, 9, “Por lo tanto lo que Dios ha unido que nadie lo separe”). Nota: un matrimonio válido es aquel en el cual los esposos, libre y plenamente, se dan al otro mutuamente. Muchos matrimonios no son válidos porque uno, o ambos, se entregan de palabra, no de corazón, a este voto; no se entregan o no pueden (debido a debilidades mentales) entregarse con todo su corazón a sus cónyuges.
Cuando los novios se someten verdaderamente el uno al otro entregándose por completo (como dicen los famosos versículos de Efesios 5, 21-33 sobre el matrimonio: ‘Entréguense mutuamente por reverencia a Cristo …’) se comprometen en un pacto divino. Como dice el Catecismo: ‘El pacto entre esposos está integrado al pacto de Dios con el hombre – “El auténtico amor conyugal está dentro del amor divino.” …’ ¡Sellado por el mismo Dios! El párrafo 1640: “Por tanto, el vínculo matrimonial es establecido por Dios mismo, de modo que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás.”
Entonces, ¿qué sucede con la relación en la otra vida?
Se torna más profundo.
Piensa cómo es el amor en el cielo. Ahora, yo amo a Ralph más que a nadie. En el cielo, amaré a todos a pleno. Mientras que Ralph y yo tendremos para siempre una historia especial juntos, el avance purificado de nuestro vínculo matrimonial en el cielo será el amor auténtico y plenamente entregado que tendremos para todos. ¡Todos!
Piensa cómo es el cuerpo humano en el cielo. En la tierra, las parejas tienen atracción sexual mutua, algo que puede llevar a la unidad de los cuerpos (relaciones sexuales). El deseo de actividad sexual es una actividad básica en toda criatura para continuar la especie. Pero, a diferencia de los animales, se nos ha dado la capacidad de controlar nuestros instintos y estamos llamados al celibato si no estamos en un matrimonio válido. Los seres humanos somos superiores a los animales en la jerarquía de la creación de Dios. Para elegir el celibato, como los sacerdotes, religiosos o parejas no casadas, deben abrazar esta superioridad.
Por esto es que Jesús dijo que algunos “viven como eunucos por el Reino de los Cielos” (Mateo 19, 12). Podría ser difícil de imaginar, pero el amor — amor pleno, íntimo y profundo — va más allá de la naturaleza animal dentro de nosotros. Así es el amor en el cielo. Va más allá de los deseos físicos naturales del animal. Seremos ‘como ángeles’ (Lucas 20, 36); no seremos como animales.
Abreviando, no hay necesidad de matrimonio en el cielo. Pero amaremos a aquel que fue nuestro cónyuge en la tierra más de lo que podemos ahora.
Y aquellos que tienen ex esposos que llegan al cielo tendrán un amor hermosamente pleno por aquel de quien se divorciaron. Si has sufrido un divorcio, sin importar cuánto enojo y dolor hayas sentido, si tú y tu ex cónyuge aman a Jesús y desean pasar la eternidad con él, se amarán más de lo que ahora parece posible.
Si tienes un cónyuge que ha pasado, por lo menos, al purgatorio, donde el pecado ya no existe, te está amando ahora más de lo que pudo antes.
El Reino de Dios en la tierra es una versión incompleta del cielo. De él tenemos algunas pistas de cómo será la vida celestial. Puedo imaginarme a Ralph y a mí orando juntos por nuestros hijos y otras personas, como hacemos ahora, pero mucho más eficazmente. Puedo imaginarnos divirtiéndonos juntos de la misma forma santa, pero mucho mejor, que lo hacemos ahora. Y, en la plenitud del amor de la presencia santa de Dios que todo lo inunda, celebraremos el aniversario de nuestra relación terrenal durante toda la eternidad, pero no saliendo juntos en una escapada romántica. Estaremos celebrando con todos los santos y los ángeles.
© 2023 por Terry A. Modica
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