Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“El arrepentimiento nunca es cómodo, pero la alegría viene de descubrir y abrazar nuevas ideas que conducen al cambio.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Martes de la 3ra. Semana de Adviento
Memorial de Santa Lucía, Vírgen y Mártir
Diciembre 13, 2022
Oración para hoy:
Señor, que mi corazón reciba tu Palabra y produzca el fruto esperado por ti, para gloria tuya, el bien de la Iglesia y mi propia salvación. Amén.
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Lecturas de hoy:
Sofonías 3, 1-2.9-13
Salmo 34 (33), 2-3.6-7.17-18.19.23
Mateo 21, 28-32
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/121322.cfm
El gozo de querer aprender
Cuando no nos dejamos enseñar, no podemos experimentar la alegría que proviene de hacer la voluntad del Padre, aún sin ganas de hacerla. Este es el punto que Jesús toca en la historia del Evangelio de hoy. Notemos que en su parábola, no condena al hijo que dijo no, porque en última instancia hizo lo que el padre le había pedido.
Lo que sí es motivo de condena, es la falta de enseñanza de aquellos (en este caso, los sacerdotes y ancianos religiosos) que están seguros de que están haciéndolo todo bien.
Para aclarar este punto, Jesús se refiere a la justicia que había sido enseñada por Juan el Bautista; por ejemplo: “El que tiene dos mantos debe compartir con la persona que no tiene ninguno” (ver Lucas 3:11). Jesús enseñó lo mismo: “Den a aquel que les pide y no vuelvan la espalda al que quiere pedir prestado” (Mateo 5:42).
Pero este es un mensaje muy desagradable. ¿Cuántos de nosotros realmente queremos aprenderlo?
Si hemos trabajado largas horas para ganar dinero y todavía no somos capaces de pagar todo lo que pensamos que debemos tener, ¿cómo nos sentimos cuando el párroco usa su homilía para pedir más donaciones? ¡Nos enojamos con él! Nuestra primera reacción es responder como el primer hijo en la parábola de hoy: “No lo haré”.
Pero sin embargo, si amamos y confiamos en Dios, si realmente nos preocupamos por las necesidades de los demás y nuestra más alta prioridad es la santidad, entonces nuestro “no” se convierte en “sí”.
La humildad, hace la diferencia entre los que dicen no, pero cambian de opinión por el bien de la justicia y los que dicen que sí para agradar a Dios, pero que no cumplen con su compromiso. Una persona humilde está dispuesta a cambiar su mente, porque una persona humilde es una persona instruida.
Una persona religiosa, pero no instruida, escucha a Jesús, pero pone obstáculos que bloquean la verdad que los cambiaría.
Al tratar con personas problemáticas, perdonarlas y orar por ellas, debemos averiguar también si son dóciles al aprendizaje. Con compasión y delicadeza, debemos explicarles por qué su comportamiento es perjudicial. Si son dóciles, aprenderán de sus pecados, cambiarán sus caminos y esto los ayudará a crecer en santidad.
Sin embargo, si se niegan a aprender, recuerden lo que Jesús prescribió (ver Mateo 18: 15-17): Tratar de nuevo con la ayuda de otros miembros de la Iglesia. Y si esto no funciona, tratarlos como extraños, por ser imposibles de enseñar y han optado por vivir fuera del reino de Dios. Jesús nos dijo que nos alejáramos (Mateo 10, 14), porque no debemos dar nuestras perlas de la verdad a cerdos que las pisoteen (Mateo 7: 6).
El arrepentimiento nunca es cómodo, pero la alegría viene de descubrir y abrazar nuevas ideas que conducen al cambio.
© 2022 por Terry A. Modica
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