Tú eres santo, ¿verdad?

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica

“Uniéndonos a Jesús tenemos toda la bondad, todo el amor y todas nuestras necesidades son satisfechas.”

Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Jueves de la Semana de Navidad
Memorial de Santa Isabel Ana Seton, religiosa
Enero 4, 2024

Oración para hoy:

¡Gracias, Jesús por buscarme siempre! Gracias por creer en mí y gracias por todas tus bendiciones que hacen posible mi camino a la santidad. Amén.

Encuentra el Santo de hoy
BuenasNuevasCatolicas.org/santos-diarios

Lecturas de hoy:

1 Juan 3, 7-10
Salmo 98 (97), 1, 7-9
Juan 1, 35-42
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010424.cfm

Tú eres santo, ¿verdad?

Para difundir con éxito el amor, la sanación y la salvación de Cristo, debemos examinar nuestras conciencias diariamente, enfrentando honestamente las formas en que hemos sido diferentes a Cristo. Esto no tiene que ser tan difícil como tememos que sea.

La misa católica nos brinda la oportunidad durante el rito penitencial. La misa diaria nos brinda una oportunidad diaria. La Eucaristía es Jesús mismo viniendo a nosotros con todo su amor y redención. Él quiere sanar nuestras almas infectadas por el pecado. Él también viene a nosotros poderosamente en el Sacramento de la Reconciliación, ofreciéndonos una gracia sobrenatural para que podamos ser más fuertes al resistir los pecados que hemos confesado.

Sin embargo, la primera lectura de hoy nos dice que nadie que pertenece a Dios comete pecado. Gracias a lo que sucedió cuando fuimos bautizados, recibimos “la semilla de Dios” dentro de nosotros y permanece en nosotros a menos que rechacemos consciente y deliberadamente a Dios. Por lo tanto, Juan escribe que no podemos pecar porque somos engendrados por Dios.

Entonces — ¿somos pecadores o no? ¿Necesitamos ir a la confesión o no?

Esta escritura está describiendo la diferencia entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: “Nadie que no actúa con justicia pertenece a Dios, ni tampoco quien no ama”.

Como a veces no actuamos de manera santa o amor incondicional, ¿significa esto que somos hijos del diablo? Bueno, considera esto: ¿haces algo bueno porque quieres imitar a Jesús? ¿Amas a los demás porque quieres amar como Jesús ama? ¿Te enfrentas a situaciones difíciles con el deseo de manejarlas de la manera que Jesús quiere? Entonces eres un hijo de Dios, aunque no alcances tu objetivo.

Nosotros que seguimos a Cristo no somos pecadores (con una “P” mayúscula); somos santos imperfectos guiados por él al cielo, donde algún día nos convertiremos en santos con “S” mayúscula con pleno derecho. Durante nuestro tiempo de santidad terrenal, nos esforzamos por superar las muchas formas en que no cumplimos nuestra verdadera naturaleza como hijos de Dios. Después de morir, con gusto seremos purificados (el estado de purgatorio) de todas las impurezas restantes, y mientras más trabajemos en esta purificación ahora, más santos nos convertiremos aquí en la tierra.

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús pregunta: “¿Qué estás buscando?” ¿Qué estás buscando cuando pecas, es decir, cuando no estás a la altura de la santidad que Dios creó en ti? Si profundizas en tus motivos, descubrirás que realmente estás buscando a Dios pero en el lugar equivocado y de la manera incorrecta.

Jesús dice: “Ven y verás”. ¿Qué vemos cuando vamos a él durante cualquier tentación? Lo que sea que busquemos, lo estamos buscando porque creemos que aún no lo tenemos todavía (por ejemplo, paz, felicidad, amor, la satisfacción de una necesidad emocional o financiera, etc.). Pero Jesús es todo lo que necesitamos.

El secreto de la santidad exitosa es reconocer que al unirnos a Jesús, tenemos toda la bondad, todo el amor, y todas nuestras necesidades se satisfacen. Tal vez no de la manera que queremos, pero en él no nos falta nada que realmente importe.

© 2023 por Terry A. Modica

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