Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Surgió entre la multitud una división debido a él.” (De Juan 7, 40-53)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la 4ta. Semana de Cuaresma
Marzo 16, 2024
Lecturas de hoy:
Jeremías 11, 18-20
Salmo 7, 2-3.9bc-12
Juan 7, 40-53
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/031624cfm
Cómo sanar del aguijón del rechazo
Uno de los sacrificios que hacemos por Cristo, es recibir el rechazo de amigos, familiares y compañeros de trabajo debido a nuestra fe. ¿Podemos aprender a manejarlo de la forma en que lo hizo Jesús? Cómo sanar del aguijón del rechazo es una de las lecciones más duras que debemos aprender como cristianos.
Ser “santo” significa ser diferente al mundo. Contra-cultural. Sin hacer compromisos en las enseñanzas morales de la Iglesia. Ser lo suficientemente valiente y audaz, y tener suficiente confianza en Cristo, amando a Dios lo suficiente como para mantenerse firme en lo que es correcto y verdadero, independientemente de las consecuencias.
Esto no es fácil. Ningún sacrificio es fácil, de lo contrario no es un verdadero sacrificio. Y el mundo de hoy predica que los sacrificios son malos, que en lugar de hacer sacrificios deberíamos mimarnos a nosotros mismos, nuestros deseos y nuestras ideas de lo que está bien y lo que está mal.
Pero, incluso cuando aprendemos a mantenernos firmes en la fe, sin importar el sacrificio que se necesite, el rechazo por parte de los seres queridos es descorazonador. Y el dolor en nuestro corazón no podrá sanar hasta que veamos la victoria de Cristo en sus vidas. Sin embargo, Dios es más grande que eso. Él puede sanar nuestros corazones.
Yo aprendí cómo sanar del aguijón del rechazo hace años, cuando Dios, milagrosamente, se llevó el dolor que yo sentía por el rechazo total de parte de mi hijo: mi hijo, que ayudó a edificar Good News Ministries mientras era un adolescente. En 2004, anunció, mientras yo estaba predicando en una escuela de evangelización de una semana de duración, en un seminario en Malaui, que nunca nos volvería a hablar ni a Ralph ni a mí.
Durante los primeros años de su rechazo, Dios Padre me permitió sufrir el dolor profundamente, mostrándome que este es muy pequeño comparado con lo que él siente por cada uno de sus hijos en la tierra que lo rechaza. Él permitió que me uniera a él en este sufrimiento. Aumentó mi determinación para ser una edificadora de la fe, para ayudar a otros a evitar las trampas de las mentiras de Satanás.
Una mañana, en mi momento de oración, mientras estaba lamentándome y llorando al Padre, rogándole que me dijera por qué las oraciones por el rescate de mi hijo no habían tenido resultados aún, Dios quitó mi dolor. En un instante, se había ido. ¡Es extraño! Desde entonces, he seguido sintiendo tristeza porque mi hijo (y ahora por mi hija también) ha perdido la fe y porque han sido atrapados por las trampas del demonio. Sufro por el error de su rechazo a Cristo y por rechazarme a mí, pero mi corazón no se siente destruido.
¿Qué está cocinando el Señor?
¿Por quién estás sufriendo? Recuerda esto: tus oraciones por ellos como el calor de un horno. Dios ya tiene todos los ingredientes, esperando para que tú te vuelvas al horno. Los ingredientes incluyen tu vida diaria, las dificultades por las que estás pasando, las diferentes personas involucradas, las dificultades que ellos necesitan soportar, tu confianza en Dios, tu crecimiento en la fe, tu purificación, etc.
Antes de que comenzaras a orar, Dios ya sabía la recita y cómo preparar los ingredientes. Incluso él ya había comenzado a cortar las verduras y a sazonar la carne. Y él sabe por cuánto tiempo debe cocinar cada parte de la receta, para que cuando todo esté bien cocido, tú puedas cenar con él disfrutando un banquete exquisito.
Y recuerda esto: ¡las comidas más deliciosas son las que se ha macerado por más tiempo!
Los sacrificios conquistan al demonio cuando los unimos a la Pasión de Cristo. Mantén tus ojos en Jesús, que es quien perfecciona tu fe (Hebreos 12, 2-3). Y pide a Dios Padre que te de un gran abrazo, como lo hizo conmigo. Su abrazo te sanará del aguijón del rechazo.
© 2024 por Terry A. Modica
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